Lo que le sucede al señor Gimlet a todo el mundo le parece que no tiene precedente. Lo que le sucede al señor Gimlet le sucede en sueños. O mejor dicho, lo que no le sucede. Cuando duerme, como todos, el señor Gimlet sueña. Pero sus sueños son lo menos parecido a un sueño y lo más parecido a la realidad. Tan parecidos a la realidad que son como la realidad misma. Me explico. Si el señor Gimlet durante el día ha ido a la ferretería a comprar una caja de tornillos, después ha ido al banco para realizar el ingreso del alquiler y más tarde ha quedado con un amigo para tomar una cerveza y charlar sobre lo divino y lo humano, ese día el señor Gimlet sueña que va a la ferretería a comprar una caja de tornillos, que después va al banco para realizar el ingreso del alquiler y que más tarde está con un amigo tomando una cerveza, charlando sobre lo divino y lo humano. Eso le viene sucediendo desde hace tanto tiempo que ya no recuerda si alguna vez fue de otro modo.


No parece que el Señor Gimlet tenga ningún otro problema aparente. Lleva una vida ordenada, habita en un pequeño apartamento que paga a plazos y su sustento lo gana con el mismo trabajo fijo desde hace años. Es empleado de una revista de pasatiempos, como responsable de la sección de sopas de letras. Calcula que ha podido realizar seis mil o siete mil sopas de letras a lo largo de su vida. Y cada día que realiza una nueva sopa de letras, sueña con esa sopa de letras. Es como si todo lo viviese dos veces. Cierra los ojos al acostarse y comienza de nuevo. Y qué agotador tiene que ser vivir una vida duplicada. Pobre señor Gimlet.




El Señor Gimlet no sabe qué hacer para soñar como el resto del mundo. Una amiga le ha dicho que su habitación es un lugar poco sugestivo, que no favorece el sueño. Así que intenta crear otro ambiente en su dormitorio para que contribuya al vuelo de sus imaginaciones nocturnas. Las paredes las ha convertido en un pequeño museo surrealista. Pinturas de Paul Delvaux, Max Ernst y Salvador Dalí adornan ahora su cuarto para que sacudan su subconsciente y extraigan aquello que tiene tan enterrado. Luces tenues, música relajante y barritas de incienso repartidas son algunos de los nuevos alicientes. Todo lo que favorezca que sus sueños pierdan su función de copia con la realidad. Pero todo intento es inútil.



Otro amigo, aficionado al Feng Shui, le ha comentado que quizá sus penosos sueños se deben a la orientación de sus muebles. Por eso ha hecho reformas en su apartamento. Pero lo único que ha cambiado es que ha soñado que está haciendo reformas en su apartamento. No ha habido ninguna mejoría.


Cada uno le da un consejo para superar su problema. Un amigo le dice que quizá esos sueños, que son dobles de su día a día, son provocados por un exceso a la hora de consumir demasiado cine español costumbrista y que debe dejar a un lado ese hábito tan poco saludable. Otros le dicen que debe cambiar su alimentación, que debe dejar de fumar, que tiene que intentar dormir sentado, que es urgente que cambie de apartamento, porque el suyo era un pozo de malas vibraciones y energías negativas.


Él prueba todo lo que está en su mano, pero todo sigue igual, lo único que sueña es que prueba todo lo que está en su mano. Y el señor Gimlet cada vez está más desesperado.


Y entonces el señor Gimlet piensa: “Si no puedes cambiar tus sueños, cambia tu vida.” Y esa misma noche sueña que piensa: “Si no puedes cambiar tus sueños, cambia tu vida”.







El señor Gimlet ha dejado su trabajo en la revista de pasatiempos. Con el dinero que tiene ahorrado se ha dedicado a viajar y se ha comprado un saxofón de segunda mano, instrumento que ha llamado su atención desde que era un niño. Practica todas las tardes siguiendo las instrucciones de un cursillo por correspondencia, ya esté en casa, en un parque o caminando sobre un tejado. A la mujer que tanto le gustó durante años y a la que nunca se ha atrevido a dirigir la palabra, le ha dado su número de teléfono y le ha dicho: “Llámame”. Y la mujer le ha llamado. Y han cenado juntos. Y después se han besado. Y después. Y después se han despedido. Y después ha viajado a El Cario para tomar un café. Y después se ha ido a Argentina para ver la luna. Y después se ha ido a Senegal para ver un amanecer. Y después se ha dedicado a mirar los ojos de la gente que pasa y a caminar por calles por las que nunca tuvo el valor de pasar. Y después de tanto después se ha tumbado en el suelo para adivinar las formas que esconden las nubes. Esa nube parece una mapa, esa nube parece un salacot, esa nube parece un cactus, esa nube parece una nube, dice el Señor Gimlet. Y ahora se dispone a subir a un globo aerostático para ver su ciudad desde los ojos del cielo. Y ríe a carcajadas como nunca había reído en su vida. Y pasa un mes acompañando a un circo por su gira europea. Y se ha hecho amigo del domador, de los acróbatas, de una trapecista y de un caballo llamado “Oscar Wilde”. Y subido en el caballo, con un pie en equilibrio, ha bebido vinos alsacianos y ha recitado poemas que le han hecho llorar hasta el amanecer.


Y ahora todos se preguntan si el Señor Gimlet sigue teniendo esos sueños que son fotocopias de su día a día o si su extraña situación ha cambiado. La verdad es que nadie lo sabe, él nunca ha vuelto a hablar de ello ni ha interrogado a sus amigos sobre una posible solución a su problema. Y lo cierto es que si lo pensamos durante unos minutos también llegaremos a la conclusión de que eso ya no tiene ninguna importancia. Qué lo misma da lo que sueñe el señor Gimlet si ahora tiene ese brillo en cada una de sus pupilas como dos pequeñas hogueras que nunca se apagan.


Esa nube parece una bicicleta, piensa el Señor Gimlet. Y se sube en ella y desaparece en el horizonte pedaleando al ritmo de una canción que él mismo está silbando.






9 comentarios:

  1. ¡Saludos, Canibalibro!

    Es apasionante la idea de un libro caníbal, nunca imaginé nada igual...

    ¡Abrazos!

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  2. Bravo... me encantó esta historia. ¿Me podrías pasar el teléfono del señor Gimlet?

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  3. Acabo de entrar hoy a visitar el CANIBALIBRO, y solo puedo decir: Que preciosidad!!! Jeje, me está encantando!
    Es una idea genial.
    Gracias por compartirla!!

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  4. Es un relato genial. Creo que también nosotros deberíamos cambiar nuestra vida para cambiar nuestros sueños. Vamos, que cambiando de vida a quién le hacen falta sueños... Enhorabuena por vuestros sueños- relatos, siempre tan estupendos. Seguiré leyendo, que hace mucho que no venía por aquí y habéis trabajado mucho

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  5. Hola, he estado echándole un vistazo a tu blog y me ha gustado bastante así que quería proponerte un intercambio de enlaces. Yo también tengo un blog, que quizá pueda interesarte, llamado El quimérico inquilino. Lo puedes ver entrando en mi perfil. Si te parece bien la propuesta coméntamelo en el blog.

    Un saludo.

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  6. es bueno el relato o es buena la manera de relatar? para mi, las dos cosas!!
    XDXDXD

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  7. fabuloso el relato por que hace que te trasportes en el....saludos

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